miércoles, 15 de julio de 2015

El piratilla cumple un año

Que alguien pare el tiempo, que me bajo. El tiempo ya empezó a desmadrarse cuando nació la pitufina y tras el nacimiento del piratilla se volvió definitivamente loco, y pasan los días con una velocidad que me da hasta vértigo. Y resulta que volvemos a estar a 15 de julio y ya ha pasado un año. ¡Ha pasado un año! Un año en el que el piratilla nos acompaña día a día, con sus sonrisas, sus enfados, sus risas y sus llantos, hasta tal punto que ya no recordamos cómo era la vida sin él. Es más, no queremos recordarla. Un año que ha pasado demasiado rápido, en el que él ha crecido mucho y en el que todos hemos aprendido muchas cosas.
 
- Hemos aprendido que el corazón crece cuando nace otro hijo, que ese espacio que quedaba lleno del amor a tu primer hijo se expande, no es que ese espacio, que antes ocupaba un solo hijo, deba dividirse entre los dos. Al contrario, duplica su tamaño y ese mismo amor que tenías por tu primer hijo se queda intacto -o crece más- y a la vez tienes otro espacio enorme lleno de amor para el segundo. Lástima que no pasa lo mismo con el espacio de casa, que sí se tiene que dividir para que quepan juguetes, ropa y trastos de los dos hijos.
 
- Hemos aprendido lo que son las noches sin dormir, que la pitufina apenas nos dio dos o tres malas noches y con el piratilla ya hemos perdido la cuenta. Pero hemos aprendido también que el cuerpo, aunque parezca que no, aguanta. Y que tras una mala noche, la siguiente suele ser buena, aunque sea por puro agotamiento de todos.
 
- Hemos aprendido que dos hijos es más trabajo, más nervios a veces, más cansancio pero también es más diversión, más ratos de risas y más alegría.
 
- Hemos aprendido que un bebé chiquitín nos necesita en todo momento pero que un hijo más mayor nos necesita más. Que no es adulto aunque sea un niño mayor y que la situación, que a nosotros nos puede superar por momentos, le puede desbordar por mucho que adore a su hermano, porque recuerda cuando todas las atenciones sólo eran para él.
 
- Hemos aprendido a dar más besos y más abrazos que antes y a pasar un ratito especial con cada uno.
 
 
Desde aquí mando un beso enoooorme a mi pirata, al que agradezco que nos eligiera, y a mi pitufina, por ser la mejor hermana mayor del mundo.
 
 
Y aquí la camiseta que hoy luce el piratilla, porque para él, por supuesto, también habrá camiseta de cumpleaños cada año hasta que me diga basta...
 

 
En la espalda he puesto la fecha. Para que no quede duda alguna de cuándo cumple su primer añito...

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