Hoy os traigo algo nuevo y que me tiene encantada: un marcapáginas con unos pies de bruja.
Hace tiempo que quería probar y la excusa perfecta fue el día de la madre, ya que mi ídem hace colección de marcapáginas (también llamados "puntos de libro" por la gente normal o "marco" por la pitufina, no sé por qué se le ha metido ese nombre en la cabeza, pero no hay manera de que recuerde el nombre correcto).
Así que saqué el polvo a mi arcilla polimérica (fimo, para entendernos) y a los diversos utensilios y allá que me puse. Y elegí unos pies de bruja simplemente porque me gustan las brujas, porque en su día, antes de que mi piso fuera colonizado por locos bajitos y sus múltiples trastos, yo había tenido una colección de muchas-muchas-muchas (las conté pero no recuerdo cuántas eran) figuritas de bruja.
Ya se sabe, no creo en las meigas, pero haberlas haylas...
Mi madre, de entrada, creyó que lo había comprado. No sé si tomarlo como un halago o como una ofensa: lo vio tan chulo que no pensó que lo hubiera hecho yo. No comment...
La verdad es que me lo pasé bien haciéndolo, aunque no es tan sencillo hacer que las dos piernas, los dos pies y los dos zapatos queden del mismo tamaño... bueno, por lo menos para mí no resultó tan sencillo...
Y así quedan dentro de un libro:
Un libro, un café y una casa en silencio... bonita utopía, yo ya leo solo en el metro...
¿Os gusta? Yo ya avanzo que habrá más, porque me he divertido y me maravilla el resultado (aunque esté mal que me lo diga yo sola).
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