Mi pequeño Harry Potter, ¡estaba para comérselo con patatas!
En la guarde triunfó, varias madres me comentaron que estaba genial el disfraz y las profes le estuvieron llamando Harry Potter todo el día. Y él contentísimo, que no tiene ni idea de quién es el-niño-que-sobrevivió, pero iba la mar de contento porque le pinté un poco la cara. Una compañera de trabajo, que vio la foto sin el botón que tapa la cara, dijo que era "Happy" Potter.
Aproveché ropa suya que ya tenía y sólo tuve que coserle líneas amarillas a una corbata roja que compré y hacerle la capa, con su correspondiente escudo de Gryffindor, claro. Compré unas gafas que le iban enormes y que una semana antes no se quería quitar y que luego no se quiso poner (así que acabé pintándole las gafas). Y rescaté un peluche de Hedwig que tengo desde tiempos inmemoriales, que le venía fenomenal con su tamaño y que no le dio la gana ni tocarlo. Miento, lo tocó para mandarlo lo más lejos posible, así que no insistí...
Los dos disfraces me costaron (telas, medias azules para el disfraz de pez, corbata y gafas) rondando los 10 euros. A 5 euros por disfraz. No está mal, ¿no?
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