Bueno, parece que ni estando en casa por cuarentena dejo de ir apurada de tiempo. Me han llegado a dar envidia todos esos que dicen que se aburren en casa tanto tiempo, a mí sigue sin darme la vida para todo... ¡aburrirse hasta sería un lujo!
Hace tiempo una amiga le regaló a otra (esos amigos invisibles de regalos artesanales que hacemos...) un jardín de hadas muy mono. Me gustó pero nada más, quedó en el recuerdo. Pero debió quedar poso porque casi un año después me apeteció hacer uno para mí y fui buscando materiales hasta preparar el centro de mesa más bonito que he tenido nunca...
El proceso fue también divertido. Buscar una bandeja bonita (me encanta aunque si fuera algo más grande sería perfecta), buscar una casita (sin pretenderlo, tiene luz incorporada), la valla, las piedrecitas, los cactus (que son naturales, por supuesto), el cartelito, las setas... Y más no cabe porque la bandeja no es muy grande, pero me encanta cómo quedó.
De momento, me temo que es lo más cerca que estoy de tener una casita con jardín...
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