Hace muy poquito nació Marco, el hijo de unos amigos, y ayer fuimos a verle. ¡Qué cosita más mona y más pequeña!
Que la pitufina y el piratilla se han hecho demasiado mayores es algo que ya sabía, pero ver a Marco y no poderme creer que ellos fueron así de pequeños (de hecho, más pequeños) me hizo verlos aun más mayores...
Dejemos de lado que hecho de menos un bebé chiquitín al que achuchar y cuidar y os enseño el regalo que le llevamos a Marco.
Otras veces ya os había enseñado pasteles de toalla (aquí, aquí o aquí), pero esta vez traigo un pastel de muselina, ya sabéis, esas "mantitas" frescas, de algodón o de bambú, que van muy bien para tapar al bebé en verano para evitar corrientes de aire, como cambiador improvisado, para que duerma, etc.
El pastel queda más pequeño y menos esponjoso que hecho con una toalla, pero queda monísimo igual.
Dentro llevaba un trajecito de color marrón clarito (lo que venía a ser un relleno de chocolate, jejeje). Me olvidé de hacer una foto de los ingredientes antes de preparar el pastel...
Y guindas, el pastel también tenía guindas. ;)
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