La noticia de un nacimiento siempre me alegra. Si es de alguien conocido me alegra más. Si es de alguien cercano me alegra mucho. Y si encima nacen dos bebés, me alegra el doble. Y me alegré mucho del nacimiento de los pollitos de Isa, a la que conozco desde que éramos muy, muy pequeñas, porque hay veces que la maternidad cuesta, ya sea porque se trunca o porque tarda en llegar pero acaba llegando, ¡y cómo!
Pasadas las complicaciones que tuvieron que sufrir las primeras semanas, pudimos ir a conocer a los pollitos, que son preciosos (hazme fuerte, Señor, qué nostalgia tengo ya de tener un bebé chiquitín en brazos) y les llevamos nuestro regalo: un completísimo pastel de pañales para dos.
Os digo lo que lleva y ya me diréis si es completo o no...
-60 pañales (con tantos extras no dio para más)
-jabón grande
-2 muñecos sonajero con forma de gato
-un conjunto de niña (vestido y camiseta)
-un conjunto de niño (peto y camiseta)
-dos baberos con mangas, para cuando coman solos o para que guarreen con pinturas y acuarelas
-un peluche que a la vez es un juego de encajar anillas
A Isa le gustó el pastel y, aunque le dio pena desmontarlo, le gustó todo lo que fue encontrando en él.
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