¿Recordáis esta entrada que publiqué en 2014?
En cierta manera para mí es como si hubiera sido ayer, pero ya han pasado cinco años. La segunda mejor manualidad que he hecho nunca ya ha cumplido cinco años.
El piratilla es un niño despierto, inteligente, payaso, divertido, gruñón, cariñoso cuando quiere y rancio cuando le sale, movido, con buen corazón, que aún le gusta que me tumbe a su lado hasta que se duerma, que aún a veces busca tocar mi codo para relajarse (tienen unas cosas más raras estos hijos míos) y que en este momento de su vida está viviendo un enamoramiento con los dinosaurios, habiendo llegado a llorar porque se habían extinguido.
Como no podía ser de otra manera, todo su cumpleaños estuvo marcado por los dinosaurios. Le preparé una dino party para celebrar su cumple, con un pastel monísimo de dinosaurios y en su camiseta le puse un gran 5 y el dinosaurio que él eligió. El tiempo se me echaba encima y no la veo tan lucida como otras veces, pero a él le encanta, así que me doy por satisfecha.