lunes, 16 de octubre de 2017

Ocho años. Ocho.

El pasado viernes día 13 (viernes 13, sí, y además nació en martes y 13) fue el cumpleaños de la pitufina. Ocho añazos de nada, ella de vida y yo de maternidad. 
Compartía ese día yo en mi Instagram una foto en el hospital, cuando acababa de nacer. Yo he cambiado desde entonces, pero ella está irreconocible: era tan pequeñaja y ahora ya no cabe en mi regazo ni puedo apenas levantarla en brazos.

Este año ya no ha habido camiseta de cumpleaños. Ya es mayor. Pero sí ha querido un pastel personalizado y hasta me ha "ayudado" un poco a prepararlo.
Y como le encanta el patinaje artístico, qué mejor que un patín...

Las rayas negras al lado del patín son su aportación, para demostrar movimiento

Os dejo aquí algunas fotos del proceso. 
Esta vez el bizcocho me quedó bastante bien, no se rompió ni subió más de un lado que de otro, aunque no se por qué quedó como un circunferencia algo hundida en la parte superior, la decoración no la tapa del todo. Algún día lograré el bizcocho perfecto...

Con mermelada de fresa en el centro

El bizcocho es de chocolate, mmm

Aquí en plena faena, con un dibujo que sirve de ayuda


He de admitir que se tarda más en prepararlo que en comerlo. Y que da pena meterle el cuchillo para cortarlo... Pero me encanta el resultado y que me encanta que ella esté tan orgullosa de tener un pastel personalizado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario