sábado, 18 de enero de 2014

Aborto: uno de cada cinco

 
Escribo esto, tan diferente a lo habitual, porque en estas fechas me estaría convirtiendo, si todo hubiera ido bien, en madre por segunda vez. Pero se torció, perdí al bebé y entré en una realidad que hasta entonces desconocía. Y precisamente porque se desconoce quiero hablar del tema, darle voz, darles voz a otras personas que han sufrido o están sufriendo una pérdida similar.
Perder un embarazo duele. Y duele mucho. Te sientes vacía, deprimida, todo pierde el sentido, y da completamente igual en qué estado de gestación ocurre la pérdida. Por supuesto, perder un bebé en el tercer trimestre además de doloroso y duro, es traumático y es una crueldad de la vida, pero eso no hace que si la pérdida ocurre en el primer trimestre sea menos dolorosa y dura. Pero es un duelo que no existe en la sociedad, rápidamente se te exige que olvides lo que ha pasado, que pases página, que sigas adelante cuando lo que necesitas es hacer tu proceso de duelo, llorar, reflexionar, encerrarte en ti misma si te lo pide el cuerpo o hablar del tema y sentirte comprendida. Lo que no necesitas son los comentarios bienintencionados que se supone que te consuelan pero que lo que consiguen es que te sientas peor.

Mucha de la ayuda que necesitaba la encontré en internet, leyendo experiencias de otras chicas, descubriendo que lo que estaba viviendo era completamente normal, que no era rara por no poder volver a mi vida normal a los pocos días. Escribo todo esto por si puede ayudar a chicas que estén en pleno proceso de duelo y por si puedo conseguir que alguien que no ha vivido una pérdida gestacional comprenda lo que supone.

Mi bebé era un bebé buscado y amado desde las dos rayas en el test de embarazo, pero un día empecé a manchar un poco, fue a menos pero yo seguía intranquila y cuando por la noche arrancó de nuevo quise ir a urgencias. Allí la eco mostró un saco embrionario que se correspondía a un embarazo de cinco semanas y yo ya estaba de siete. Me dijeron que en breve tendría una regla más fuerte de lo normal que lo limpiaría todo.

Fue como si todo se hundiera, pasé el fin de semana más duro de mi vida y desde entonces viví en una montaña rusa emocional. Yo perdí a mi bebé, me da igual que solo fuera un embrión, que ni siquiera tuviera forma humana, era mi bebé y nunca podré verle la cara y nunca podré darle un beso.

No quise contarlo y lo tragué sola. No podía hablar del tema y no quería oír los típicos comentarios de "mejor ahora que más adelante", "si ha pasado es porque algo iba mal" o "pronto podrás volver a estar embarazada". Son comentarios dichos con buena fe y que no dejan de tener razón, pero no sirven de consuelo. Yo también había dicho cosas por el estilo a gente que ha sufrido un aborto, pero ya nunca más volveré a decir nada parecido, es infinitamente mejor un "lo siento" sincero o un abrazo cálido.



Resumiendo mi historia. Mi ginecóloga me hizo un par de ecografías para confirmar que el embrión no crecía y me aconsejó no hacer legrado, dejar que la naturaleza siguiera su curso y mi cuerpo expulsara los restos (cuesta encontrar una expresión que no duela: expulsar, limpiar, eliminar, quizá sí que lo mejor es hablar de "parir"). Y yo tampoco quería pasar por un legrado, es una intervención sencilla, pero no deja de ser una intervención quirúrgica. Yo prefería dejar que mi cuerpo, de forma natural, expulsara los restos, ya que la recuperación posterior sería más rápida y el proceso en general sería menos frío. Después supe que a esto se le llama manejo expectante.
Pero pasaban los días y las semanas y no ocurría nada. No es un proceso nada fácil, sigo pensando que es la mejor opción pero es algo muy duro y que desgasta mucho.
Al final mi gine, en una eco de control, vio algo raro y pidió que me hicieran una beta y el resultado pareció confirmar sus sospechas: tenía una mola (enfermedad trofoblástica gestacional). Me cayó una losa encima. Una mola es algo bastante raro, es un crecimiento anormal del tejido que formará la placenta que puede llegar a formar un tumor. Hay que revisar si hay o no células cancerígenas (no es lo más probable pero puede suceder). Si las hay, hay que controlarlo desde oncología para que no derive en un cáncer. Si no las hay, hay que controlar por unos meses desde ginecología para que no aparezcan.
El legrado fue rápido y bien. El ginecólogo que me lo hizo, del mismo equipo que mi ginecóloga y que había visto mi ecografía, dijo que al verlo al natural ya no estaba tan seguro de que fuera una mola. Y se mandaron los restos a analizar, a la semana tuve de nuevo visita y allí nos confirmaron que no había mola. Qué descanso. En la eco lo parecía y por lo que fuera la beta había salido alta, cosas que pasan a veces, pero no había mola.
 
Un 20% de embarazos acaban en aborto, normalmente durante el primer trimestre. Uno de cada cinco. Es una estadística salvaje. Es muy común, pero de lo que viene después casi no se habla. No lo tenemos normalizado ni hablamos abiertamente del dolor que produce. Pero a la que buscas encuentras a muchas mujeres que han sufrido lo mismo, sitios como Superando un aborto o Petits amb llum, libros como Las voces olvidadas o La cuna vacía, lo que te hace ver que no eres rara, que no estás exagerando, que no te pasas de dramática, sino que es una experiencia dura que, desde fuera, se suele minimizar porque el bebé no había nacido todavía.

Si quereis leer más sobre el tema os recomiendo esta entrevista a Mónica Álvarez, psicóloga especialista en duelo gestacional y perinatal. La entrevista está dividida en dos partes: aquí la primera y aquí la segunda.
 
Además, yo pasé dos semanas con la mola en la cabeza, el riesgo de cáncer es muy bajo pero está ahí. Mi marido dice que cada vez que cogemos el coche también tenemos un riesgo de tener un accidente grave y ni lo pensamos. Tiene razón pero debe ser que la palabra "cáncer" asusta demasiado. Y también porque es un contrasentido terrible que de algo tan precioso como un embarazo se pueda llegar a derivar algo tan horrible como un cáncer, que sea un acto de amor como lo es querer tener un hijo lo que te pueda llevar a un cáncer.
Por suerte, mi pesadilla duró poco y resultó ser "solo" un aborto, que ya es bastante. Pero no dejo de pensar en aquellas familias en las que no solo tienen que sufrir la pérdida de un embarazo sino que esa pérdida deriva en una mola. Y aun más en aquellas mujeres a que la mola les crea un cáncer. Tiene que ser terrible, durísimo, y aunque no las conozca ni ellas me conozcan a mí, pienso en ellas y les mando mi apoyo en la distancia.

10 comentarios:

  1. guapa, una abraçada.
    M'agrada molt que hagis escrit aquesta entrada. Comparteixo amb tu la sensació que no es parla i es minimitza el dolor i el dol que passe les dones que perdeu un fill, sobretot si això passa en les primeres setmanes d'embaràs. Cal deixar-ne constància perquè deixi de ser-ne tabú.

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    1. Aquesta és la intenció: normalitzar aquest dolor, que la gent sàpiga que existeix.
      Gràcies pel comentari.

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  2. Que bien me hubiera hecho encontrar estas palabras hace unos años. Te entiendo perfectamente yo pase por dos y el primero fue un golpe terrible , estaba de doce semanas había visto su corazón latir varios años esperando y varios tratamientos y de repente embarazada y sin tratamiento ni se me paso por la cabeza que pudiera pasar algo, o bueno si lo pense pero con unos días que faltan para las doce semanas , ya piensas que no hay peligro, bueno la eco mostraba un embrión de más de ocho semanas, no podía parar de llorar no lo creia me sentía rota, por dentro vacía, no había consuelo y luego el legrado , doloroso y frío ahí se acababan nuestra esperanza. Estuve de baja pero mis jefes, uno de ellos una mujer no consideraban mi baja justificada y me despidieron, me sentía rota, vacía, y apaleada. No tenia fuerzas y me costó recuperarme, pero lo conseguí, luego vino el segundo aborto igual de duro no llego a latir , igual varios tratamientos y por fin pero tienes miedo que no te haces ilusiones y aunque crees que será distinto es igual de duro esta vez lo expulse yo sola en el baño con mucho dolor y muchas lágrimas y mucha pena, tb fue muy duro quizás al no ver el latido y no tener fecha de parto el dolor paso un poco antes. Casualidad que en la fecha que tenia que haber nacido un mes de diciembre dos años después por fin lo conseguí y ahora está en mis brazos.

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    1. Siento mucho tus pérdidas, M.José, pero te agradezco que hayas contado tu historia. Tu testimonio sirve para mostrar el dolor que se siente, ojalá podamos entre todas conseguir que se nos entienda y se nos respete ese dolor. Un abrazo para ti, para tu peque y para tus dos angelitos del cielo.

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  3. Bonica una forta abraçada!
    Llegint la teva història he sabut qui eres. Ja t'ho vaig dir al fòrum, em sap molt greu que hagis hagut de passar per això.

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    1. Gràcies xata.
      Tristament, la meva història no és ni pitjor ni millor que les moltes que hi ha i de les que no es parla massa... i és una pena que ens haguem d'empassar el dolor soles...

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  4. Madre mía, me ha estremecido tu relato.... Te entiendo tanto...
    Muchos besos endorfinados, desde el corazón, MUAAA

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    1. Un beso grande. Me alegro de que hayas pasado por aquí y que tu recuperación vaya bien. Tiempo y hacer lo que te pida el cuerpo, esa es la clave.

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